Platicamos con Enrique Salas, laico miembro del equipo de señores de la localidad Monterrey San Pedro, quienes estuvieron a cargo del proyecto.

Compartió que tienen cinco años formando parte de la pastoral penitenciaria. Originalmente se enfocaron en hacer visitas al penal del Topo Chico en el estado de Nuevo León, pero en el año de 2019 el penal fue cerrado permanentemente por lo que el equipo tuvo que llevar su apostolado al penal de Apodaca, específicamente al Módulo no. 2.

Actualmente ingresan dos veces por semana a dicho penal. Los lunes se realiza una paraliturgia y los martes brindan apoyo al capellán para la celebración eucarística.

La misa se celebraba al aire libre y a causa del clima extremo de la ciudad, uno de los internos sufrió un desmayo en una ocasión. Se dieron cuenta que existía una necesidad apremiante de contar con una capilla, por lo que dieron inicio al proyecto.

Al inicio fue presentado al director local del Regnum Christi, el P. Galo González, L.C.; al Obispo de Monterrey, Mons. Rogelio Cabrera; y a las autoridades penitenciarias. Todas las consultas recibieron el apoyo total de parte de Mons. Cabrera, quien fue clave importante ante las autoridades para que el proyecto tuviera aprobación.

“Yo no tenía ninguna experiencia en recaudación de fondos, sin embargo, fue todo un esfuerzo de equipo”.

El proyecto empezó formalmente en julio del 2022. Los requisitos que deben cumplir todas las personas que ingresen al penal como la revisión corporal, la prohibición del uso de teléfonos celulares, entre otras; fueron presentando pequeños contratiempos para algunos proveedores.

Sin embargo, al ir constatando cada día la necesidad de una capilla, se pudo ir sumando el apoyo y la disposición de muchas personas. Gracias a esto, el proyecto quedó terminado un par de semanas antes de lo previsto.

Ahora están enfocados en llenar ese recinto y a acercar más almas al Reino de Nuestro Señor.

“Hay algunos internos que lo único que quieren es ser escuchados, nuestra función es llevarles la palabra de Dios, pero también ser portadores de esperanza, de decirles que obviamente hay vida después de la reclusión. Que, si nos acercamos al Señor y vivimos el Evangelio, podemos rehacer nuestra vida, todos cometemos errores, pero la misericordia de Dios es mucho más grande”.

Enrique Salas, laico del Regnum Christi.

El proceso de buscar donantes, tener los diseños, entre otros; se tornó un poco complejo a causa de los retos que dejó la pandemia. No había muchas personas que pudieran apoyar económicamente sin embargo, providencialmente se logró cumplir con el presupuesto y el programa.

A lo largo de la construcción se fueron sumando más personas, tanto económica o personalmente, tratando de complementar la asistencia a la pastoral penitenciaria.

“Ha sido una oportunidad muy especial para servir a Dios y nuestra Iglesia en nuestros hermanos privados de su libertad. Podrán tener un espacio digno para dar culto a Dios y hacer experiencia de Su amor que sana y redime”.

La capilla tiene capacidad para 200 personas sentadas, adicional a las 50 más que pueden permanecer de pie en el atrio.

Monseñor Cabrera al realizar la bendición hizo la dedicación de la capilla a San Pablo y a San Maximiliano Kolbe, santos que también fueron presos.

Al evento fueron invitadas las familias del equipo del Regnum Christi de la localidad, así como las autoridades penitenciarias y eclesiásticas, quienes después de la celebración eucarística participaron en la convivencia. Los internos recibieron la visita familiar.

La capilla cuenta con una pila bautismal, sagrario, sacristía, confesionario, preparación para el coro en el segundo piso, así como sistema de sonido.

Todos los ritos de nuestra fe pueden llevarse a cabo. Actualmente se ofrecen dos horarios de misa semanalmente y los sacerdotes de la arquidiócesis han expresado su deseo de ser considerados en las celebraciones litúrgicas de más días.