Por: Bárbara Portilla Leal.
Ser mamá es ser reflejo del amor incondicional de Dios. Es ser cuna, nido, fuego y raíz. Es aprender a entregarse día con día, en lo ordinario y en lo oculto, como María en Nazaret: silenciosa, presente, fiel. Ser mamá es, como ella, dar a luz no solo en el cuerpo, sino también en el alma, a hijos que Dios confía a nuestras manos y que están llamados a cambiar el mundo.
Desde el carisma del Regnum Christi, reconocemos que ser mamá es una forma concreta de extender el Reino de Cristo en el corazón de nuestros hijos, esposo, familia y de quienes nos rodean. Son apóstoles del hogar, misioneras de lo cotidiano. Evangelizadoras desde la cocina, el coche, la oración, el beso en la frente, el consuelo a medianoche.
Por eso, hoy queremos invitar a cada mamá de México y del mundo, a redescubrir la maternidad como una misión divina: el amor de madre no es poca cosa, es el eco del amor del Padre.
Querida mamá: no camines sola, rodéate de otras mujeres de fe, busca acompañamiento espiritual, como María caminó con Isabel y recuerda que cuidarte también es amar; una mamá que se cuida física, emocional y espiritualmente, se regala entera a los suyos.
Junto con todas las mujeres valientes, generosas y entregadas, nos unimos en oración para agradecerle a Dios el don de ser madres. Y desde el corazón de María, nuestra reina, les damos las gracias por ser testigos del amor de Dios en la Tierra.
Pidamos la gracia de una maternidad orante, pues una mamá que reza, forma hijos con raíces profundas; educar también es evangelizar, con cada corrección, cada abrazo, cada límite, están formando discípulos.
¡Feliz Día de las Madres!
¡Cristo Rey Nuestro! ¡Venga Tu Reino!