Alejandra Copado, consagrada del Regnum Christi y miembro del equipo auxiliar del curso, comparte con esperanza y alegría que estas jóvenes han recorrido ya un camino largo: con acompañamiento, dirección espiritual, discernimiento desde sus propias historias, y también con la oportunidad de vivir previamente en comunidad. Y todo esto se nota pues llegan al curso previo con una mirada más abierta, con un deseo real de conocer y abrir su corazón a la vida consagrada.
“Ha sido hermoso poder compartir la vida con ellas”.
Alejandra Copado.
Las jóvenes participantes han recibido formación integral: clases de antropología cristiana, vida consagrada, constituciones, vida fraterna y el carisma del Regnum Christi. Pero más allá del contenido, lo más profundo ha sido el espacio para que puedan hacerse preguntas reales, sin miedo, y expresar lo que les inquieta: la castidad, la obediencia, la entrega, la amistad, la radicalidad… todo lo que implica vivir en comunidad con un corazón consagrado a Dios.
“Nos han interpelado con sus preguntas, con su historia, con sus sueños. Pero también se han dejado interpelar por la llamada. Y eso es valiente, es hermoso”.
Alejandra Copado.
Una actividad especialmente conmovedora ha sido“Algo de ti”, donde cada joven ha compartido su historia personal, su familia, su vida apostólica, su camino dentro del Regnum Christi. Ahí expusieron más a fondo no solo sus motivaciones, sino su generosidad. Algunas han dejado trabajos, otras una vida aparentemente estable o una carrera. Y aquí están, abiertas al paso de Dios.

Este año, el curso previo tiene un matiz muy especial ya que el año pasado no hubo curso previo, sin embargo algunas de estas jóvenes tuvieron la oportunidad de vivir un año en comunidades de consagradas. Es un signo de que Dios sigue llamando.
Estas jóvenes son signo de esperanza. Nos recuerdan que Dios no ha dejado de llamar, pero que hoy también nos pide más: más acompañamiento, más escucha, más presencia cercana. Son jóvenes valientes, que se preguntan con honestidad si pueden dejarlo todo para seguir a Cristo, y eso merece nuestro respeto y nuestro apoyo.
“Verlas crecer, verlas abrir su corazón y confiar… eso nos renueva la certeza de que el Señor sigue escribiendo historias hermosas en medio del mundo”.
Alejandra Copado.
Algunas de las participantes comparten su testimonio.
A los 15 años, Savanna sintió con fuerza el llamado de Dios. Era el anhelo profundo de entregarse totalmente a Él, de consagrarse como su esposa. Por eso, a los 19 años, entró en un convento dominico, donde permaneció durante ocho años. Pero la historia que Dios estaba escribiendo en su alma no terminaría ahí.
Después de dejar la vida religiosa, Savanna pasó dos años buscando respuestas en el mundo. Fue entonces que conoció a los Legionarios de Cristo que llevaban un centro de retiros en San José, donde vivió por un tiempo. Viendo como los Legionarios vivían y acompañaban a las personas con el carisma del Regnum Christi, algo en su interior resonó. Por ellos, visitó a una comunidad de consagradas del Regnum Christi en Atlanta y vivió medio año en esta comunidad encontrando una nueva libertad interior.
Savanna explica que en el convento, todo era uniforme. Vestía el hábito, y quienes la veían desde fuera veían “a una hermana”, a una religiosa. Pero ahora, viviendo con las consagradas, puede ser Savanna. Puede estar unida a Jesús en su corazón, y nadie lo nota. Se siente libre para ser ella misma y esa libertad le da paz.
En esta etapa, dice haber encontrado un balance que anhelaba desde joven: una vida consagrada a Dios, pero vivida en el mundo.
“A los 15, yo sentía ese deseo profundo de consagrarme a Cristo, y acompañar a otras para que pudieran encontrarse con Él. Es una alegría muy profunda experimentar que este deseo se puede vivir plenamente en la vida consagrada del Regnum Christi”.
Savanna.
Durante su tiempo con las consagradas, Savanna tuvo la oportunidad de servir en apostolados con adolescentes, organizar campamentos y apoyar en actividades de sanación interior.
“Me encanta ver cómo el Señor entra en las heridas y las transforma. Ser testigo de eso… simplemente me conmueve”.
Savanna.

Para ella, el acompañar desde el corazón y compartir su camino con jóvenes ha sido uno de los grandes regalos de esta etapa. Ser testigo de como Cristo se encuentra con las personas por medio del acompañamiento está ensanchando cada vez más su corazón.
Aunque a veces se ha preguntado por qué no conoció antes al Regnum Christi o la vida consagrada laical, hoy Savanna ve con claridad que todo lo vivido parte del plan de Dios y que esos años prepararon su corazón para poder decir ‘sí’ con libertad a lo que hoy vive.
A quienes están discerniendo su vocación, les deja un consejo profundo: “No tengas miedo de escuchar los deseos de tu corazón. Dios no pone anhelos que no quiera cumplir. La vocación se descubre ahí, en el corazón, donde Él habla con ternura”.
Con una sonrisa, Savanna comparte una última reflexión que puede iluminar a muchas jóvenes: “Cuando tenía 15 años pensaba que las consagradas eran como monjas ‘a medias’. Pero ahora sé que no es así. Es una vocación distinta, más escondida, más íntima. En un avión, en una calle, en cualquier lugar, puedo estar profundamente unida a Jesús sin que nadie lo sepa. Eso es hermoso”.

La historia de estas mujeres es un testimonio de libertad, de valentía y de confianza radical. Porque cuando Dios llama, no siempre lo hace de la manera esperada, pero siempre conduce a Su corazón.
A veces, la vida nos invita a detenernos, mirar hacia adentro y hacernos preguntas que tal vez no nos hubiéramos imaginado. Lucía lo sabe bien. Hoy, cuando habla de lo que ha vivido lo hace con una mezcla de asombro y esperanza por lo que comienza a florecer.
Cada paso que ha dado en los últimos meses ha sido una declaración valiente: escuchar lo que dice el corazón, purificar los deseos que surgen, y proyectar un futuro donde Jesús sea el centro. “Al final, este tiempo me ha servido para encontrarme con un Dios que me ama y que quiere hacer realidad los deseos de mi corazón”.
Consciente de lo que Dios ha hecho en su vida, Lucía se reconoce ahora más fuerte, más fiel a sí misma. Aunque el camino ha sido incierto, ha aprendido a caminarlo con paciencia y confianza. “Creo que no voy a tener una certeza al 100% pero saber que estoy en el camino para descubrir Su voluntad, me da paz y fuerza para seguir adelante”.
“En medio de este proceso, una nueva posibilidad de vida ha surgido como opción para el Amor y la plenitud que Dios promete para mí. Y claro, aunque me asusta lo que pueda venir, también me está dando mucha alegría y gozo de poderlo compartirlo con Él”.
Lucía.
Y eso basta. Porque lo importante, como ella ha aprendido, no es tener todo resuelto, sino tener el corazón dispuesto.
Lucía es un reflejo de una joven que disfruta la vida, las amistades y lo que el mundo ofrece, y que a la vez, ha experimentado el amor de Cristo en su corazón. Este Cristo la ha tocado de una manera tan profunda que la ha llevado a descubrir cosas que no había imaginado.
Encomendemos a estas cinco jóvenes participantes en el curso previo para que Dios les muestre con claridad el camino de amor que ha elegido para cada una de ellas.