Fue una jornada marcada por la certeza de sabernos acompañados, por la belleza del llamado vocacional, y por el consejo maternal de María.
El P. Diego Lobo, L.C., originario de Venezuela y actual asistente de novicios de segundo año reflexionó sobre la visita del Vicario General, quien les compartió a los novicios detalles de su vida a través de una sesión de preguntas y respuestas.
Los novicios con curiosidad preguntaron cómo vive un vicario su vida espiritual y atentos a sus palabras han estado aprendiendo y tomando modelo para su propia vida de oración.
Asimismo, el P. Hernán les compartió que el motivo de su visita ha sido acompañar al grupo de candidatos y promotores vocacionales de mayores y menores como lo hizo durante veinticinco años tanto en Italia como en México.
Al preguntarle qué es lo que se espera de los novicios desde la Dirección General la respuesta fue contundente:
“Que amen inmensa e intensamente a Jesucristo Nuestro Señor”.
P. Hernán Jiménez, L.C.
Esta visita ha ayudado mucho a los novicios puesto que fue palpable la presencia del Gobierno General en la realidad del día a día, haciéndose presente de una u otra manera y les incentiva mucho a vivir su vida religiosa y sacerdotal.
En la celebración eucarística, desde el altar el P. Hernán compartió con los presentes —sacerdotes, novicios, religiosos y especialmente los jóvenes candidatos— una invitación poderosa a redescubrir el valor de “hacer lo que Él les pida”, recordando las palabras de la Virgen María en las bodas de Caná.
“Haz lo que Cristo te pida. Ten confianza, no te va a abandonar. Ni Él, ni María.”
P. Hernán Jiménez, L.C.
La homilía giró en torno a la figura de Santa María del Buen Consejo, advocación mariana de gran significado para el Papa León XIV, y que ha cobrado nueva relevancia en la Iglesia universal. Inspirado en esta figura, el P. Hernán recordó que en los momentos de discernimiento, formación o renovación vocacional, se necesita ese consejo materno, sabio y lleno de ternura que sólo María puede dar.
“Todos los que estamos aquí necesitamos, de verdad, un consejo sabio de María: los sacerdotes que acompañamos, los candidatos que buscan la voluntad de Dios, los formadores que siembran con amor y esperanza. Nadie está fuera de su mirada.”
P. Hernán Jiménez, L.C.
También destacó cómo la vida de María, desde su propio momento vocacional en la Anunciación, es un testimonio perfecto de abandono y obediencia:“Yo soy la sierva del Señor. Que sea de mí según su palabra.”Una actitud de disponibilidad que ilumina a quien busca responder a su llamado con generosidad.
Este encuentro eucarístico fue mucho más que una celebración litúrgica. Fue una reafirmación de que en la familia espiritual del Regnum Christi no estamos solos, que la voz de Dios sigue hablando con claridad a los corazones dispuestos, y que contamos con el acompañamiento fiel de nuestros formadores, hermanos religiosos y sacerdotes Legionarios de Cristo, verdaderos guías en el camino.
“Para poder hacer vida este consejo de María, todos tenemos que aprender a escuchar la voz de Dios en el alma”, dijo el P. Hernán, animando a vivir conectados con lo esencial, a reconocer la voz del Buen Pastor que sigue llamando y enviando.
Los días de discernimiento continúan, pero este momento de gracia ha dejado una semilla profunda: la certeza de que Dios sigue llamando, que María sigue aconsejando, y que el Regnum Christi sigue siendo tierra fértil para acoger vocaciones y formar apóstoles para su Reino.
