El Padre Manuel, con profundo entusiasmo y un fuerte sentido de misión, asume esta nueva etapa convencido de que acompañar a los jóvenes en su búsqueda vocacional es una de las tareas más nobles y urgentes de nuestro tiempo.
“Los promotores vocacionales son como catalizadores del proceso de discernimiento. A través de la oración, el acompañamiento espiritual y el testimonio cercano, ayudan a los jóvenes a escuchar la voz de Dios en su interior”.
P. Manuel Díez, L.C.
Desde esta nueva encomienda, el P. Manuel reconoce que la vocación no es un destino inmediato, sino un camino de descubrimiento personal y espiritual. Por eso, ve el trabajo del promotor vocacional como un arte: el arte de mirar con esperanza, escuchar con paciencia y caminar junto a quienes se preguntan qué quiere Dios de sus vidas.
“Nuestro objetivo no es solo formar legionarios, sino ayudar a cada joven a encontrar con libertad y verdad el camino al que Dios lo llama, ya sea dentro de la vida religiosa, diocesana o laical”.
P. Manuel Díez, L.C.
En medio de un contexto social que muchas veces empuja al ruido, la prisa o la indiferencia, este nuevo ciclo busca revitalizar el ardor apostólico y la cultura vocacional, particularmente en los ambientes universitarios y entre jóvenes formados en el Regnum Christi.
“Hoy, muchos de nuestros jóvenes líderes en el Regnum Christi arden por Cristo, pero no siempre es fácil dar el paso. Nuestro reto es ayudarlos a hacerse la pregunta esencial: ‘Señor, ¿qué quieres de mí?’”
P. Manuel Díez, L.C.
El P. Manuel también subrayó que, en este nuevo proceso, la colaboración con la Iglesia local, seminarios y comunidades religiosas será fundamental, pues acompañar una vocación es, ante todo, un servicio a la Iglesia universal.
Con este nombramiento, la Legión de Cristo y el Regnum Christi en el Norte de México renuevan su compromiso con la promoción vocacional como una prioridad estratégica y pastoral. Porque acompañar a un joven a descubrir su vocación no solo es sembrar en el corazón del futuro, sino ser testigos del amor personal con que Dios sigue llamando hoy.