Regnum Christi México

Una vida entregada al amor, la paz y el servicio: cantamisa del P. Diego Lobo, L.C.

Regnum Christi
Desde su natal Tovar, en el estado de Mérida, Venezuela, hasta el altar donde celebró su Cantamisa, el P. Diego Lobo, L.C., ha recorrido un camino lleno de gracia, entrega y amor por Cristo.

Nacido el 17 de marzo de 1995, el domingo 25 de mayo comenzó una nueva etapa de su vocación como sacerdote después de haber sido ordenado en Roma, marcada por el deseo profundo de servir, formar y amar.

 

“Dios me quiso para Él, para representarlo y hablar en su nombre.”
P. Diego Lobo, L.C.

Amigos y miembros del Regnum Christi acudieron a recibir la bendición del P. Diego.

Así lo expresó con humildad y alegría, rodeado de su querida sección Monterrey Cumbres, reconociendo el don inmenso que ha recibido: el sacerdocio. En septiembre de 2024 fue ordenado diácono en su tierra natal, rodeado de su familia y de las personas que lo vieron nacer a la vida y a la fe. Ahora, Dios le confía una misión aún mayor: acompañar a los novicios en Monterrey, formando a los legionarios del mañana.

“Lo que más se mueve en mi corazón es la ayuda y el servicio, formar a esos hombres que quiero que se enamoren de Cristo, de la Iglesia y de la Legión.”
P. Diego Lobo, L.C.

Durante la homilía de su Cantamisa, teniendo como marco la Parroquia de la Natividad del Señor, el P. Diego invitó a los presentes a mirar con el corazón hacia lo esencial. A las puertas de la fiesta de la Ascensión del Señor, recordó que Jesús sube al cielo para enviarnos al Espíritu Santo. En esta espera, el alma necesita disponerse con humildad, y prepararse interiormente para acoger la paz y el amor de Dios.

 

La Parroquia de la Natividad del Señor presenció la significativa cantamisa del P. Diego.

Refiriéndose al Apocalipsis, nos recordó que al final de la vida seremos evaluados no por grandes obras, sino por el amor vivido en lo ordinario. Todos sabemos cómo amar, y ese amor verdadero se expresa en lo pequeño: en una palabra amable, en un servicio silencioso, en una mirada que consuela.

En oración le acompañaron en su cantamisa.

Inspirado en el Evangelio, habló de la paz de Cristo, esa que no depende de las circunstancias, sino que permanece incluso en medio de pruebas y dificultades. Jesús no deja una paz superficial, sino profunda, que toca el alma y transforma la vida. Esa paz también la encontramos al acoger el corazón maternal de María, nuestra Madre.

“La Virgen nos recoge en su corazón y nos da la paz que Cristo dejó a sus apóstoles”.
P. Diego Lobo, L.C.

Como una gran familia se reunieron para acompañar al nuevo sacerdote.

La Cantamisa del P. Diego fue más que una celebración: fue un testimonio vivo de lo que Dios puede hacer en un corazón que se deja moldear por Él. Su alegría, su sencillez y su deseo de servir contagian e inspiran. Nos dejó un llamado claro:

  • Pedir la paz de Cristo, esa que el mundo no puede dar.
  • Acoger a María, nuestra Madre, como refugio y consuelo.
  • Vivir el amor con obras diarias, con acciones concretas.
  • Preparar el corazón para la venida del Espíritu Santo.

 

Hoy damos gracias a Dios por el don del sacerdocio del P. Diego Lobo, L.C. Que su vida siga siendo signo de la presencia viva de Cristo entre nosotros, y que muchos jóvenes puedan encontrar en su ejemplo un camino hacia el amor verdadero.

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