Este proyecto de apostolado social, impulsado por el Regnum Christi, ha sido testigo de cómo la esperanza y el compromiso de muchas personas se han convertido en obras concretas al servicio de los más necesitados.
Ya son más de 2,000 niños los que han sido acompañados en ambas comunidades. Ricardo Rivera, ex supervisor de operaciones, compartió con alegría los frutos que se han cosechado este año:
“Además de crecer en el número de niños, hemos iniciado y fortalecido el pilar de educación, acompañando tanto a los pequeños como a sus familias, ayudándoles a soñar en grande. También hemos impulsado la espiritualidad, para que encuentren en Dios la fuerza para seguir adelante.”
Uno de los nuevos rostros de esta etapa es la marca Elohim, una iniciativa que une turismo con voluntariado y que está llevando a más corazones generosos a sumarse a la causa.
Katia, coordinadora de voluntariado, explica:
“Queremos que Cuatro Ciénegas sea un lugar de encuentro. Llevamos voluntarios que conviven con nuestros niños, juegan con ellos, visitan sus casas y participan en proyectos comunitarios, como pintar escuelas o renovar áreas de juego. ¡Queremos que más personas conozcan lo que hacemos y se unan!”
El voluntariado se ha convertido en una red viva que crece de boca en boca: personas que han vivido la experiencia comparten su testimonio y contagian a otros. Colegios, parroquias, secciones del Regnum Christi, universidades como la UDEM e incluso grupos de Atlanta que asisten acompañados de sacerdotes legionarios se han unido, haciendo de este apostolado una verdadera familia con causa social.
Uno de los pilares que ha tenido mayor impacto es la experiencia del Camino de San José, una peregrinación que ha servido como puerta de entrada para que nuevos grupos se enamoren del proyecto y decidan colaborar de forma activa.
El equipo de Plan 2040 no solo se dedica a las labores en campo sino que también acompaña a quienes quieren organizar actividades con los niños. Katia detalla cómo funciona:
“Cuando alguien se acerca con la intención de organizar un evento, lo planeamos juntos: fechas, tamaño del grupo, propósito de la actividad, horarios. Una vez definido todo, convocamos a nuestras familias, difundimos la información en redes y grupos de WhatsApp, y gestionamos lo necesario para que todo se lleve a cabo con orden y alegría.”
Gracias a estos esfuerzos coordinados, los niños tienen acceso a momentos de formación, juego y encuentro con Jesús, que marcan su infancia con esperanza y les abren nuevas posibilidades para su futuro.
Plan 2040 no es solo un proyecto, es una familia que cree en el poder de soñar en grande y de construir juntos un futuro mejor.
