Regnum Christi México

¿Cómo encontrar a la mujer de tus sueños?

Regnum Christi

Tu mujer es lo que tú has trabajado en ella. ¿Qué tipo de mujer quieres tener? 

Por Maleni Grider

Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella. Y después de bañarla en el agua y la Palabra para purificarla, la hizo santa. pues quería darse a sí mismo una Iglesia radiante, sin mancha ni arruga ni nada parecido, sino santa e inmaculada.
Efesios 5:25-27

En el mundo se dice que “detrás de todo gran hombre hay una gran mujer”. La epístola a los Efesios dice “el que ama a su mujer, a sí mismo se ama”, en otras palabras, “todo hombre tiene la mujer que se merece”. Ya sé, estás preguntándote cómo es que hago esta deducción tan extraña.

El texto completo de Efesios dice otras cosas muy interesantes. Vamos a comentarlo. La mujer tiene el potencial de florecer y nutrir a su familia y a su marido, de modo que llega a ser la ayuda idónea de él. Por la naturaleza pecaminosa del hombre y la mujer, ambos deben someterse a la purificación, alineados bajo la soberanía de Dios.

De acuerdo al apóstol Pablo, es el marido quien debe seguir primordialmente el ejemplo de Cristo, amando a su esposa como éste amó a la iglesia. Jesús amó a la iglesia, la santificó, y se la presentó a sí mismo sin mancha, inmaculada. ¿Qué significa que la santificó? Quiere decir que la separó, la alejó de la vanagloria y la pecaminosidad del mundo; la lavó a través de la Palabra, y luego se la presentó a sí mismo, ya hermosa y perfecta.

Al marido, de igual manera, le ha sido ordenado amar a su esposa, es decir, enamorarla cada día. No sólo con amor romántico, sino con amor sacrificial, buscando complacerla y cubrir todas sus necesidades: físicas, emocionales y espirituales. Dios lo ha puesto a renovarla con la Palabra, y a separarla de todo lo que no es de bien para ella, a fin de que sea santa.

De modo que un hombre que no ama a su esposa, no está cumpliendo la ordenanza de Dios, y no está promoviendo la purificación de su mujer. Ella, entonces, posiblemente no será una persona satisfecha sino desanimada (o incluso deprimida); quizá reflejará con enojo o irritabilidad su sentimiento de no sentirse amada ni apreciada.

Por supuesto, ella no florecerá, sino que se apagará, y sus talentos, sus habilidades, su incomparable capacidad de entrega quedará frustrada, no se manifestará. La mujer será el fiel reflejo de lo que su marido haga con ella. El marido se presentará a sí mismo la mujer que él mismo haya formado. Entre más su marido la ame, le dedique tiempo y la nutra, la mujer más se convertirá en la hija de Dios que ha sido llamada a ser. Ella se sujetará con mayor docilidad a su marido, y se desempeñará de manera espectacular en su familia.

Lo que el esposo haga a su esposa, se lo hará a sí mismo. Por eso dice la carta a los Efesios: “el que ama a su mujer, a sí mismo se ama”. En el matrimonio, existe una responsabilidad directa del varón con respecto a la mujer.

Todo hombre debe trabajar en presentarse a sí mismo a la mujer idónea. Él debe formarla, rodearla, protegerla, separarla del peligro y las acechanzas del mundo, cuidarla y alimentarla. ¿Cuál es la mujer de tus sueños? ¿Qué tipo de mujer quieres tener? Dios te ha entregado un diamante en bruto, y te ha ordenado amarla, santificarla y luego recibirla ya sin defecto.

Pero si tú la criticas, la maltratas, la humillas, le demandas, la oprimes, la ignoras, la culpas, ella no podrá ser la mujer que has soñado. “Y nadie aborrece su cuerpo; al contrario, lo alimenta y lo cuida. Y eso es justamente lo que Cristo hace por la Iglesia, pues nosotros somos parte de su cuerpo.” Efesios 5:29-30

Tu mujer es lo que tú has trabajado en ella. Tu esposa es reflejo de lo que has invertido en ella. Tu esposa es fiel resultado de cuánto la has amado.

21 mayo 2024
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