Regnum Christi México

El Espíritu de Dios

Regnum Christi

Él puede intervenir con su infinito amor y poder para asistirnos.

Por Maleni Grider

Que él se digne, según la riqueza de su gloria, fortalecer en ustedes, por su Espíritu, al hombre interior.
Efesios 3:16

El Espíritu Santo se mueve entre nosotros hoy en día tanto como lo hizo en el tiempo de Jesús y de los apóstoles. Está aquí para confortar, para guiar, para revelar, para enseñarnos todas las cosas. También vino a darnos paz, a instruirnos en amor, a llenarnos de sabiduría, a fortalecernos, a darnos dominio propio, a mantenernos en unidad, a recordarnos la esperanza de la vida eterna y a ayudarnos a entender los misterios de Dios y de su santa Palabra.

Asimismo, el Espíritu Santo ha venido con el poder de Dios para sanar a los enfermos, liberar a los cautivos, regenerar vidas, ahuyentar las tinieblas, redimir familias. El Espíritu Santo tiene poder ilimitado porque es Dios mismo. Es el poder que levantó a Jesús de la muerte y que le dio la autoridad para sanar a miles de personas, hacer milagros y echar fuera demonios.

El Espíritu Santo es un tesoro incalculable para nosotros los humanos, Dios en su infinita bondad lo envió después de enviar a su Hijo Jesucristo. Siendo Espíritu, puede vivir dentro de nosotros. Siendo Dios, puede estar en todo lugar. Cada vez que lo buscamos, podemos hallarlo, pues al igual que el Padre, Él está siempre dispuesto a venir a nuestro encuentro.

En la vida cotidiana, el Espíritu Santo puede ayudarnos a tomar decisiones de acuerdo a la voluntad de Dios, también puede consolarnos en momentos de gran sufrimiento, o cuando tenemos una pérdida dolorosa; puede sanar heridas emocionales profundas y ayudarnos a comprender cosas que no podemos entender acerca de nosotros mismos.

Cuando nuestro carácter falla y no tenemos dominio propio, usualmente batallamos con pecados como la ira, la envidia, la pereza, la glotonería, la ansiedad, la impaciencia, la impulsividad, las adicciones, la mentira, la murmuración, etcétera. Si no encontramos la solución para dejar de pecar y romper con esos hábitos de maldad, entonces necesitamos la ayuda del Espíritu Santo y su poder transformador.

Dios sabe bien que el pecado trae consecuencias dolorosas a nuestra vida. Él ha visto nuestros esfuerzos, nuestro arrepentimiento, las veces que hemos tratado de luchar contra nuestro propio comportamiento y los momentos en que hemos fallado. Él conoce nuestra debilidad, nuestro pasado, nuestra historia familiar, nuestras luchas interiores y nuestros deseos más profundos.

Por eso, si estamos en una situación en la que no tenemos control, o si las circunstancias de nuestra vida se han extraviado de manera que no sabemos cuál camino tomar, recurramos a la fuente de toda gracia, el Espíritu Santo. Él acudirá de inmediato para confirmar, aconsejar, reconfortar, fortalecer y ayudarnos a ganar esa batalla tan difícil que hemos estado enfrentando.

Ya sea un problema emocional, una enfermedad, una relación dañada, un matrimonio a punto de romperse, una confusión intensa, o cualquier cosa que ofusque nuestra vida, el Espíritu de Dios puede intervenir con su infinito amor y poder para asistirnos, tal como Jesús nos lo anunció, y tal como el Padre lo planeó para nosotros.

¡Ven, Espíritu Santo, llénanos con tu luz incomparable!

 

 

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