Regnum Christi México

Novena a la Virgen de los Dolores

Regnum Christi
La Solemnidad de Nuestra Señora de los Dolores, es una fiesta recordada con particular devoción en el Regnum Christi. Esta advocación de la Virgen quiere resaltar el sentimiento de dolor de la madre ante el sufrimiento de su hijo, su compañía siempre presente, y su participación en la misión.

Por la señal de la Santa cruz, de nuestros enemigos, líbranos, Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Oración Inicial

Oh Virgen, la más dolorosa del mundo después de tu Hijo, a cuyos dolores estuviste perpetuamente asociada: te ruego que me alcances fortaleza para sufrir por mis pecados, como tú sufriste por los nuestros, a fin de que, crucificando mis pasiones y concupiscencias en la Cruz de Cristo, llevando la cruz de mi deber por el camino de mi vida, caminando en pos de mi Señor y perseverando constantemente a tu lado, oh Madre mía, al pie de la Cruz de tu Hijo, viva siempre y muera contigo, redimido y santificado por la sangre preciosísima de nuestro Redentor. También te pido, por tus dolores, que oigas mi petición en esta novena y, si conviene, me la concedas.

Día 1: MARÍA DA A LUZ A JESÚS EN UN PESEBRE

“José, que pertenecía a la familia de David, salió de Nazaret, ciudad de Galilea, y se dirigió a Belén de Judea, la ciudad de David, para inscribirse con María, su esposa, que estaba embarazada. Mientras se encontraban en Belén, le llegó el tiempo de ser madre; y María dio a luz a su Hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el albergue”. (Lc. 2,4-7)

(Se hace la lectura correspondiente a cada día. Luego se medita brevemente el texto evangélico, tratando de descubrir los sentimientos de la Virgen de los Dolores y de llenarse de compasión. Se presentan al Señor, en profundo silencio, los propios sufrimientos y los del mundo entero, pidiendo la gracia de que ellos no nos aparten de él.)

Oración del Primer Día

Oh Virgen Dolorosa, siendo tú árbol florido y fructuoso, fuiste tan afligida, y yo árbol seco e inútil, quiero vivir regalado y soy impaciente de toda molestia y adversidad. Te ruego me concedas espíritu de penitencia, humildad y mortificación cristiana para imitarte a ti y a tu amado Hijo, crucificado por mí.

Terminar con la oración final para todos los días.

Día 2: MARÍA ESCUCHA AL ANCIANO SIMEÓN

“Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él. Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: ‘Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón’…” (Lc. 2,34-35).

(Se hace la lectura correspondiente a cada día. Luego se medita brevemente el texto evangélico, tratando de descubrir los sentimientos de la Virgen de los Dolores y de llenarse de compasión. Se presentan al Señor, en profundo silencio, los propios sufrimientos y los del mundo entero, pidiendo la gracia de que ellos no nos aparten de él.)

Oración del Segundo Día

Oh Virgen Dolorosa, por el dolor que sufriste cuando el anciano Simeón te profetizó las contradicciones con que el mundo había de perseguir a tu Hijo, te suplico no permitas que yo me encuentre entre los mundanos enemigos de tu Hijo, sino entre los que profesan dócilmente su doctrina y la reflejan en sus costumbres verdaderamente cristianas, para que sea también de aquellos a quienes Él será resurrección y vida.

Terminar con la oración final para todos los días.

Día 3: MARÍA HUYE A EGIPTO

“Después de la partida de los magos, el Angel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: “Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo’. José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. Allí permaneció hasta la muerte de Herodes”. (Mt, 2, 13-15)

(Se hace la lectura correspondiente a cada día. Luego se medita brevemente el texto evangélico, tratando de descubrir los sentimientos de la Virgen de los Dolores y de llenarse de compasión. Se presentan al Señor, en profundo silencio, los propios sufrimientos y los del mundo entero, pidiendo la gracia de que ellos no nos aparten de él.)

Oración del Tercer Día

Oh Virgen Dolorosa, por el dolor que tuviste cuando el soberbio y ambicioso Herodes quiso dar muerte a tu Hijo, que venía a darnos vida, líbrame de toda ambición y soberbia y haz que, en vez de arrojar de mi lado a tu Hijo, le llame a mi, y, pospuestos todos mis intereses, le haga reinar sobre mi, siendo yo su vasallo fiel y obediente, para reinar con él en la gloria.

Terminar con la oración final para todos los días.

Día 4: MARÍA BUSCA A JESÚS PERDIDO EN EL TEMPLO

“Sus padres iban todos los años a Jerusalén en la fiesta de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, subieron com de costumbre, y acabada la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlos entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de Él. Al tercer día, lo hallaron en el Templo en medio de los doctores de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Y todos los que lo oían estaban asombrados de su inteligencia y sus respuestas. Al verlo, sus padres quedaron maravillados y su madre le dijo: ‘Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Piensa que tu padre y yo te buscábamos angustiados’. Jesús les respondió: ‘¿Por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debo ocuparme de los asuntos de mi Padre?’. Ellos no entendieron lo que les decía. Él regresó con sus padres a Nazaret y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba estas cosas en su corazón. Jesús iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres”. (Lc. 2,41-52)

(Se hace la lectura correspondiente a cada día. Luego se medita brevemente el texto evangélico, tratando de descubrir los sentimientos de la Virgen de los Dolores y de llenarse de compasión. Se presentan al Señor, en profundo silencio, los propios sufrimientos y los del mundo entero, pidiendo la gracia de que ellos no nos aparten de él.)

Oración del Cuarto Día

Oh Virgen Dolorosa, por el dolor que sufriste cuando perdiste a tu Hijo en Jerusalén y estuviste tres días buscándole, te suplico que nunca yo le pierda por el pecado y que, si le pierdo, le busque con arrepentimiento, y buscándole, le halle con la sincera confesión en el templo y le conserve con verdadera religión.

Terminar con la oración final para todos los días.

Día 5: MARÍA SUFRE PORQUE LOS PARIENTES DE JESÚS NO LO COMPRENDEN

“Se acercaba la fiesta judía de las Chozas, y sus hermanos le dijeron: ‘No te quedes aquí; ve a Judea, para que también tus discípulos de allí vean las obras que haces. Cuando uno quiere hacerse conocer, no actúa en secreto; ya que tú haces estas cosas, manifiéstate al mundo’. Efectivamente, ni sus propios hermanos creían en Él. Jesús les dijo: ‘Mi tiempo no ha llegado todavía, mientras que para ustedes cualquier tiempo es bueno. El mundo no tiene por qué odiarlos a ustedes; me odia a mí, porque atestiguo contra él que sus obras son malas. Suban ustedes para la fiesta. Yo no subo a esa fiesta, porque mi tiempo no se ha cumplido aún’…” (Jn. 7,2-9)

(Se hace la lectura correspondiente a cada día. Luego se medita brevemente el texto evangélico, tratando de descubrir los sentimientos de la Virgen de los Dolores y de llenarse de compasión. Se presentan al Señor, en profundo silencio, los propios sufrimientos y los del mundo entero, pidiendo la gracia de que ellos no nos aparten de él.)

Oración del Quinto Día

Oh Virgen Dolorosa, por el dolor que tuviste cuando por la calle de la Amargura acompañaste a tu Hijo hasta el Calvario, haz que yo también le acompañe, llevando la cruz que su providencia me ha dado, con humilde paciencia y digna constancia, sufriendo bien todas las molestias que vengan de mis prójimos.

Terminar con la oración final para todos los días.

Día 6: MARÍA AL PIE DE LA CRUZ

“Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien Él amaba, Jesús le dijo: ‘Mujer, aquí tienes a tu hijo’. Luego dijo al discípulo: ‘Aquí tienes a tu madre’. Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa”. (Jn. 19,25-27).

(Se hace la lectura correspondiente a cada día. Luego se medita brevemente el texto evangélico, tratando de descubrir los sentimientos de la Virgen de los Dolores y de llenarse de compasión. Se presentan al Señor, en profundo silencio, los propios sufrimientos y los del mundo entero, pidiendo la gracia de que ellos no nos aparten de él.)

Oración del Sexto Día

Oh Virgen Dolorosa, por el dolor que tuviste cuando viste a Jesús clavado en la cruz, concédeme que yo me aproveche de los frutos de su pasión, que sea un cristiano verdadero, crucificado con Cristo, y que considere como una honra el padecer y sufrir algo por ser cristiano y practicar las virtudes cristianas.

Terminar con la oración final para todos los días.

Día 7: MARÍA VE A JESÚS MORIR EN LA CRUZ

“Entonces Jesús, dando un gran grito, expiró. El velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo. Al verlo expirar así, el centurión que estaba frente a él, exclamó: ‘¡Verdaderamente, este hombre era Hijo de Dios!. Había también allí algunas mujeres que miraban de lejos. Entre ellas estaban María Magdalena, María, la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé, que seguían a Jesús y lo habían servido cuando estaba en Galilea; y muchas otras que habían subido con Él a Jerusalén”. (Mc. 15,37-41).

(Se hace la lectura correspondiente a cada día. Luego se medita brevemente el texto evangélico, tratando de descubrir los sentimientos de la Virgen de los Dolores y de llenarse de compasión. Se presentan al Señor, en profundo silencio, los propios sufrimientos y los del mundo entero, pidiendo la gracia de que ellos no nos aparten de él.)

Oración del Séptimo Día

Oh Virgen Dolorosa, por el dolor que sufriste al recibir a tu Hijo muerto y bajado de la cruz, te suplico me alcances el perdón de mis culpas, que fueron la causa de su muerte, y que sus heridas se graben profundamente en mi memoria y mi corazón, como testimonio de su amor, para que le ame hasta la muerte.

Terminar con la oración final para todos los días.

Día 8: SEPULTURA DE JESÚS Y SOLEDAD DE MARÍA

“Al atardecer, llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también se había hecho discípulo de Jesús, y fue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato ordenó que se lo entregaran. Entonces José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo depositó en un sepulcro nuevo que se había hecho cavar en la roca. Después hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, y se fue. María Magdalena y la otra María estaban sentadas frente al sepulcro”. (Mt. 27,57-61).

(Se hace la lectura correspondiente a cada día. Luego se medita brevemente el texto evangélico, tratando de descubrir los sentimientos de la Virgen de los Dolores y de llenarse de compasión. Se presentan al Señor, en profundo silencio, los propios sufrimientos y los del mundo entero, pidiendo la gracia de que ellos no nos aparten de él.)

Oración del Octavo Día

Oh Virgen Dolorosa, por el dolor con que acompañaste a tu Hijo a la sepultura y allí le dejaste sepultado, concédeme que yo muera con los auxilios de la religión y sea sepultado entre los fieles cristianos con Cristo, para que, en el día del juicio, merezca resucitar con los verdaderos cristianos y ser llevado a la derecha de Cristo.

Terminar con la oración final para todos los días.

Día 9: EL DOLOR DE MARÍA SE CONVIERTE EN ALEGRÍA

“Las mujeres que habían venido de Galilea con Jesús siguieron a José, observaron el sepulcro y vieron como había sido sepultado. Después regresaron y prepararon los bálsamos y perfumes, pero el sábado observaron el descanso que prescribía la Ley. El primer día de la semana, al amanecer, las mujeres fueron al sepulcro con los perfumes que habían preparado. Ellas encontraron removida la piedra del Señor Jesús. Mientras estaban desconcertadas a causa de esto, se les aparecieron dos hombres con vestiduras deslumbrantes. Como las mujeres, llenas de temor, no se atrevían a levantar la vista del suelo, ellos les preguntaron: ‘¿Por qué buscan entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado. Recuerden lo que Él les decía cuando aún estaba en Galilea Es necesario que el Hijo del hombre sea entregado en manos de los pecadores, que sea crucificado y que resucite al tercer día’. Y las mujeres recordaron sus palabras”. (Lc. 23,55; 24,1-8).

(Se hace la lectura correspondiente a cada día. Luego se medita brevemente el texto evangélico, tratando de descubrir los sentimientos de la Virgen de los Dolores y de llenarse de compasión. Se presentan al Señor, en profundo silencio, los propios sufrimientos y los del mundo entero, pidiendo la gracia de que ellos no nos aparten de él.)

Oración del Noveno Día

Oh Virgen Dolorosa, concédeme que así como tú, por tus dolores, recibes gran gloria en el cielo y triunfas allí como reina gloriosa de los mártires, así yo también, después de una vida mortificada con Cristo, merezca vivir eternamente en la gloria, dichoso con Cristo. Concédeme, oh Reina de los mártires, vivir en la cruz con paciencia, morir en la cruz con esperanza y reinar por la cruz con gloria.

Terminar con la oración final para todos los días.

Oración Final

Padre de todo consuelo, Dios de infinita misericordia y bondad, que nos diste a María como Madre y Modelo de cristiano, acrecienta nuestra fe, fortalece nuestra esperanza y enciende nuestra caridad, de tal modo que seamos signo del gran amor que tienes para con todos. Tú conoces mejor que nadie nuestros sufrimientos y dolores, te pedimos que si es tu voluntad nos libres de ellos. Pero, sobre todo, queremos pedirte que ni ellos, ni nada, ni nadie puedan separarnos jamás de tu amor, ni quitarnos las ganas de vivir.

Te presentamos nuestra oración por medio de Jesucristo, Señor Nuestro, tu Hijo e Hijo de María, la Virgen Dolorosa, Él vive y reina contigo y el Espíritu Santo por los siglos de los siglos. Amén.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

 

Con información de Aciprensa

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